TEST PARA EL DIAGNÓSTICO DE EMBARAZO

El diagnóstico del embarazo se basa en la capacidad temprana que tiene el trofoblasto de producir hormona gonadotropina coriónica (hCG). Aparece en sangre de la mujer embarazada a partir del 6º-9º día postovulación. La detección de hCG puede hacerse por procedimientos biológicos o inmunológicos.

 Los procedimientos biológicos se basan en los efectos que provoca la hCG en los ciclos ováricos de algunos animales. Fueron utilizadas hasta la década de 1960. Posteriormente quedaron en desuso y dieron paso a los procedimientos inmunológicos, más sensibles y específicos.

 Existen muchos métodos inmunológicos:  Inmunoanálisis con aglutinación (con hematíes o con látex), análisis con radiorreceptores, radioinmunoanálisis (RIA), enzimoinmunoensayo (ELISA), prueba de inmunofluorescencia (ELFA), y análisis inmunocromatográficos que son los empleados en los test caseros actuales.

ENTRE RATAS, CONEJAS, SAPOS Y RANAS

Pero volvamos a las pruebas biológicas de embarazo, en las que se emplean animales para observar su respuesta biológica ante la hCG.

La prueba de Ascheim y Zondeck, o test A-Z (1927), consistía en la inyección de orina de una mujer en ratas hembras impúberes. Si la mujer estaba embarazada, la hCG provocaba el desarrollo de cuerpos lúteos en el ovario del animal.

Unos años más tarde, en 1931, Friedman propuso la inyección de la orina de la mujer en la oreja de conejas, que también producía la estimulación ovárica y el desarrollo de un cuerpo lúteo.

Pero ambas eran pruebas lentas y que suponían el sacrificio de numerosos animales.

Hasta que, en 1947, Galli-Mainini observó que tras la inyección de hCG a sapos machos en el saco linfático se producía una rápida expulsión de esperma. Era la primera vez que se utilizaba un animal macho. De esta forma la “prueba de la rana” se popularizó hasta los años 70 por su rapidez, sencillez y porque el animal no tenía que ser sacrificado para observar sus genitales internos.

UN FINAL INESPERADO

En 1960 se desarrollaron los primeros test inmunológicos basados en la inhibición de la hemoaglutinación, y en los años 70 se comercializaron los primeros test inmunológicos caseros, basados en esta técnica. Esto supondría un gran avance que facilitó la toma de decisiones de las mujeres con respecto a su maternidad. La mujer podía realizar el test en casa, de forma muy rápida, y ya no era necesario acudir a la farmacia, ni a la consulta médica, ni hacían falta las ranas.

Las ranas utilizadas para los test en todo el mundo eran de la especie africana Xenopus laevis, vulgarmente llamada “rana africana de uñas”. Hubo un gran comercio mundial de estos anfibios, pero con el fin de la prueba de la rana fueron puestas en libertad, colonizando hábitats distintos al suyo.

 

Esta rana es portadora del hongo Batrachochytrium dendrobatidis, que produce la enfermedad de la quitridiomicosis. Parece que, en los últimos 50 años, las ranas puestas en libertad infectadas con el hongo han expandido sin control la enfermedad entre numerosas especies de anfibios, que en la actualidad están en peligro de extinción.

¡Vaya final trágico y sorprendente! A las ranas les debemos que muchas mujeres de los años 50 y 60 pudieran establecer un diagnóstico precoz de su embarazo, nos ayudaron hace años, ahora nos toca a nosotros protegerlas.

Cura, sana, culito de rana.

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